Entrevista Cadena SER

La experiencia de nuestros alumnos (XI)

Santiago, que ahora se hace llamar Santi Roller, y su experiencia. Espero que os anime a aquellos que estáis indecisos en poneros unos patines.
---
Como supongo que le pasará a todo el mundo, muchas veces vemos a los demás hacer actividades que siempre nos hubiera gustado hacer, pero pensamos que ese tren ya pasó, y ya no es momento de comenzar. 
En mi caso, una de ellas era el patinaje. Siempre he envidiado a los patinadores que veía por la calle, pero como consideraba que es una cosa que, o se aprende de niño, o debes olvidarte… pues ni me planteaba aprender. Si a esto le sumamos que me soy bastante torpe para las actividades deportivas, pues ya ni hablar del tema. 
Santi durante el curso
Un buen día de septiembre, una compañera me comentó que había hecho un curso de patinaje para adultos (en patinar.org), y que en 5 días era capaz de salir a patinar con cierta dignidad. Esto me llamó la atención, y empecé a preguntarle sobre dicho curso. Finalmente me animé y llamé a JAM para explicarle literalmente “Tengo 40 años y siempre he sido torpe para todos los deportes… ¿tú crees que seré capaz de aprender?” JAM me comentó que el 80-90% de sus alumnos, terminan patinando… y eso me animó a intentarlo. Además me ayudó a decidir el equipo que debía comprar en función de mis posibilidades (patines, protecciones…). 

Los comentarios de mi familia, fueron totalmente de “apoyo”: 
- Mi madre: “¡dónde vas a tu edad! ¡que te vas a matar!” 
- Mi mujer: “¡pero tú sabes la pasta que te has dejado en equipamiento (me compré buen equipo, decidido a continuar patinando) para dejarlo en 2 días!!!???” 
Pero yo seguí en mis trece, y fui al curso. 

Esperaba ser “el abuelo” del grupo, pero resultó que todos los compañeros estaban entre los treinta y tantos y los sesenta… así que muy bien. 

Casi todos empezábamos desde cero. JAM nos enseñó las técnicas básicas: permanecer de pie, en parada, desplazarse, caer “con estilo” (y de manera segura), giros, freno, descenso… y terminamos el curso con una ruta por diversos tipos de suelo en la ciudad. 

Muchos aprovechamos los días que no había clase para practicar por nuestra cuenta lo que habíamos aprendido en la sesión anterior (esto ayuda mucho, de verdad).
Al final de las 5 sesiones, le dije una frase a JAM que nunca olvidaré: “No te puedes imaginar cómo has conseguido que suba mi autoestima deportiva en 15 días”. 
Santi, patinando la ciudad
Efectivamente, aunque parezca increíble, no es que fuera capaz tras 4 días de curso salir el 5º de ruta, es que considero que era uno de los alumnos más aventajados. Bien es cierto que ayuda mucho el practicar entre semana, y el ser (como me decían los compañeros) “temerario”. Y es que el que no arriesga, nunca consigue nada. Claro, todos nos llevamos nuestra ración de caídas y demás… pero vamos bien protegidos, y hoy en día me podéis ver patinando por las calles de Zaragoza varias veces por semana. 

Para mí, iniciarme en el patinaje en línea ha sido una pequeña historia de superación, una forma de hacer deporte pasándolo bien, y de encontrar un grupo de gente encantadora. 

Desde aquí quiero animar a todos los “torpes” como yo, que siempre les hubiera gustado patinar, pero que consideran que son demasiado mayores o “poco aptos” para esta actividad, que rompan los tabúes, y que se atrevan a intentarlo. Veréis como después del curso, salís tan satisfechos como yo.

Santi

La experiencia de nuestros alumnos (X)

Uno de nuestros últimos alumnos, Rafa, nos relata su experiencia.
---
No recuerdo muy bien qué me llevó a aprender a patinar a mis treinta y tantos hace de esto ya muchas lunas. Nunca me había puesto unas ruedas en los pies, es más, nunca me había atraído demasiado. ¿Curiosidad tal vez? El caso que me decidí a hacer un curso de iniciación… lo repetí casi de seguido porque no me veía con suficiente soltura y entonces empecé a salir por mi cuenta, pequeñas rutas por carril bici y poco más. Pero la sensación de mantener el equilibrio, de ir hacia dónde quieres y no donde dicen las ruedas, de dejarte llevar por la inercia cuando has cogido algo de impulso…me atrapó por completo. Poco a poco fui cogiendo algo de práctica, me caía muy pocas veces ya y cuando lo hacía era con gracia. Sin embargo, por diversos motivos dejé de patinar… pero siempre tenía en mi mente “tengo que retomarlo”. 

De esto hace casi 5 años. 
El “respeto” a la falta de práctica hizo que fuera retrasándolo más y más. Un día dije que ya bastaba y que lo mejor era empezar casi desde cero… Por casualidad conocí a alguien que me habló de “patinar.org”. Y hablé con ellos para hacer un curso básico y refrescar los conceptos básicos. 
Rafa durante el curso
Vale, sí, era el alumno aventajado pero fue lo acertado… creo que yo solo por mi cuenta no hubiera recuperado mis modestas habilidades de patinaje, o al menos no tan rápido. El curso fue muy práctico, divertido y cuando se te hace corto… algo quiere decir, ¿no? Y por supuesto de nuevo me atrapó esta forma de moverte sin andar. 

Y aquí sigo, día a día aprendiendo un poquito más. Disfruto mucho, me relaja (algo que pocas cosas consiguen en mi) y he conocido gente maja con la que salir de rutas, que te ayuda, que te enseña… con la que compartir experiencias.
Rafa en la ruta fin de curso
¿Mi objetivo? No espero hacer malabares ni saltos (aunque me da envidia, debo decirlo), me basta con ser constante y poder tener la práctica necesaria para moverme por Zaragoza con soltura. Estoy escribiendo esto y a la vez estoy mirando el reloj porque dentro de un rato he quedado para salir en una ruta … esta “afición” ahora se ha convertido en una de mis actividades más interesantes durante la semana por muchos motivos. 

Te animo a que si te llama la atención esto del patinaje pero nunca lo has probado lo hagas. Cuando empiezan a salirte como automáticos algunos movimientos que en los primeros momentos te costaban toda la atención de la que eras capaz de disponer te das cuenta de lo rápido que se aprende. Y esa sensación de ir superando los pequeños retos que supone cada movimiento, a mí por lo menos, me produce una gran satisfacción. 
Eso sí… cuidado, es adictivo. 
Nos vemos sobre ruedas Rafa F.